¡Vamos a pillar abejarrucos!
Este artículo no pretende ser un tratado de zoología sino más bien recordar y conocer algo más a unos insectos que hoy en día apenas se ven en el campo cazalillero. Seguramente a algunos de los que lean este artículo les traigan buenos recuerdos. Puedes dejar un comentario si quieres añadir alguna corrección o anécdota a lo que aquí se dice.

Uno de mis entretenimientos de niño era irme a la era o al arroyo para atrapar "abejarrucos". Los llamábamos así porque eran como abejas gigantes, torpes y pesados voladores, fáciles de atrapar y poco agresivos. Yo creo que por eso les pusimos un nombre que indicaran que eran abejas gordas y torpes.

Cuando éramos pequeños sabíamos que podríamos encontrar algún abejarruco en los bosquecillos de cardos borriqueros que crecían en los bordes de las eras de mi pueblo o en los márgenes de los caminos y los arroyos. Para el que no sepa lo que es una era os puedo decir que son unos espacios de tierra llana y bien apisonada situados a las afueras del pueblo y que se usaban para el trillado del trigo, garbanzos, etc. y para muchas otras labores del campo.


Cuando ya teníamos unos cuantos abejarrucos nos dábamos por satisfechos y volvíamos a la calle Ancha para entretenernos y jugar con ellos. El entretenimiento consistía en atarles un hilo alrededor del abdomen con una longitud de un par de metros y dejarlos volar. Como eran tan grandes aguantaban perfectamente el peso del hilo. Podías llevar tres o cuatro cogidos con la mano y aprovechabas su aspecto de fieras para ir echándoselos encima a las niñas que corrían asustadas.

No todos los abejarrucos eran iguales, había tres categorías según su supuesta peligrosidad y según el trofeo que suponía cazarlos. El menos valioso era el abejarruco de la negra., que correspondía al macho de la especie y más abundante. El abejarruco de la colorá ya era un trofeo mayor, pero el máximo trofeo y más peligroso era para nosotros el abejarruco de la amarilla. Cuando cogías uno de esos eras un experto y valiente cazador.



No todas estas avispas que llamábamos abejarrucos eran iguales porque también volaban junto a otra especie llamada Megascolia bidens que se conoce también como avispa mamut. Esta avispa es muy parecida pero tiene las antenas rojas o anaranjadas. La llamábamos "de la colorá"
Cada vez vemos menos a estos avispones volando por los campos de mi pueblo y eso se debe a que su vida y desarrollo está ligada a la de “escarabajo rinoceronte” (Oryctes nasicornis). Y debido al uso de plaguicidas, este escarabajo ya no abunda.
La hembra de Megascolia busca larvas de coleópteros (escarabajos), fundamentalmente del escarabajo rinoceronte. Una vez localiza una larva la aguijonea, paralizándola, deteniendo su desarrollo y depositando en ella un huevo de la que emergerá una larva de avispón que se alimentará de la larva del escarabajo. Hace años veíamos muchos escarabajos de estos y hoy es raro verlos.
Pedro
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