sábado, 10 de septiembre de 2016

Juegos de la infancia

¡Vamos a pillar abejarrucos!

Este artículo no pretende ser un tratado de zoología sino más bien recordar y conocer algo más a unos insectos que hoy en día apenas se ven en el campo cazalillero. Seguramente a algunos de los que lean este artículo les traigan buenos recuerdos. Puedes dejar un comentario si quieres añadir alguna corrección o anécdota a lo que aquí se dice.


Uno de mis entretenimientos de niño era irme a la era o al arroyo para atrapar "abejarrucos". Los llamábamos así porque eran como abejas gigantes, torpes y pesados voladores, fáciles de atrapar y poco agresivos. Yo creo que por eso les pusimos un nombre que indicaran que eran abejas gordas y torpes.






Cuando éramos pequeños sabíamos que podríamos encontrar algún abejarruco en los bosquecillos de cardos borriqueros que crecían en los bordes de las eras de mi pueblo o en los márgenes de los caminos y los arroyos. Para el que no sepa lo que es una era os puedo decir que son unos espacios de tierra llana y bien apisonada situados a las afueras del pueblo y que se usaban para el trillado del trigo, garbanzos, etc. y para muchas otras labores del campo.


A los abejarrucos les gustaba posarse en lo más alto de los cardos borriqueros. Estas plantas eran muy abundantes en mi pueblo y siguen siendolo. También eran conocidas como cardo mariano (o Silybum marianum). Ahora sé que las semillas de este cardo se usan en medicina natural y son buenos protectores del hígado. Otro día os hablo de esta planta que está rodeada de muchas leyendas y usos a lo largo de la historia. Como os decía, los abejarrucos se posaban sin miedo, tomando néctar y saltando de flor en flor en los campos de cardos.




  La forma que teníamos de cazar los abejarrucos era perseguirlos por los cardos, con nuestras camisetas en la mano, echándoselas encima cuando los teníamos al alcance. Eso lo hacíamos en pleno chicharrete de la siesta y no os lo vais a creer pero: ¡íbamos sin protector solar! (y no pasaba nada) ;-) Cuando llegábamos a casa después de estas cacerías teníamos arañazos por todos lados y las camisetas llenas de pinchos que había que quitar con paciencia si no queríamos llevarnos una buena tunda de palos.


Cuando ya teníamos unos cuantos abejarrucos nos dábamos por satisfechos y volvíamos a la calle Ancha para entretenernos y jugar con ellos. El entretenimiento consistía en atarles un hilo alrededor del abdomen con una longitud de un par de metros y dejarlos volar. Como eran tan grandes aguantaban perfectamente el peso del hilo. Podías llevar tres o cuatro cogidos con la mano y aprovechabas su aspecto de fieras para ir echándoselos encima a las niñas que corrían asustadas.



No todos los abejarrucos eran iguales, había tres categorías según su supuesta peligrosidad y según el trofeo que suponía cazarlos. El menos valioso era el abejarruco de la negra., que correspondía al macho de la especie y más abundante. El abejarruco de la colorá ya era un trofeo mayor, pero el máximo trofeo y más peligroso era para nosotros el abejarruco de la amarilla. Cuando cogías uno de esos eras un experto y valiente cazador.


Aunque el nombre que les dábamos podría indicar que son abejas, no lo son. Son avispas cuyo nombre mas conocido es AVISPÓN Megascolia maculata flavifrons. 



Son unas avispas muy grandes (3-4 cm) y parecen peligrosas, pero son prácticamente inofensivas y no pican a no ser que se vean muy amenazadas, y en este caso solo pica la hembra que es la que tiene aguijón. Si las cogemos con la mano hay que cuidarse de las mandíbulas que son grandes y fuertes. La hembra con aguijón es la que vemos en la foto a la izquierda y a la que llamábamos "abejarruco de la amarilla" Se reconoce como hembra por las grandes manchas amarillas de la cabeza, ya que el macho tiene la cabeza negra y mas pequeña (abejarruco de la negra).







No todas estas avispas que llamábamos abejarrucos eran iguales porque también volaban junto a otra especie llamada Megascolia bidens que se conoce también como avispa mamut. Esta avispa es muy parecida pero tiene las antenas rojas o anaranjadas. La llamábamos "de la colorá" 








Cada vez vemos menos a estos avispones volando por los campos de mi pueblo y eso se debe a que su vida y desarrollo está ligada a la de “escarabajo rinoceronte” (Oryctes nasicornis). Y debido al uso de plaguicidas, este escarabajo ya no abunda.

La hembra de Megascolia busca larvas de coleópteros (escarabajos), fundamentalmente del escarabajo rinoceronte. Una vez localiza una larva la aguijonea, paralizándola, deteniendo su desarrollo y depositando en ella un huevo de la que emergerá una larva de avispón que se alimentará de la larva del escarabajo. Hace años veíamos muchos escarabajos de estos y hoy es raro verlos.

Pedro



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